Lección de Economía
Lección
de economía
martes 06 de enero de 2015
09:30 AM
Ylich Carvajal Centeno / Periodista / ylichcarvajal@gmail.com
El último informe del Banco Central de
Venezuela (BCV) de 2014 trajo un par de datos contradictorios o, si le
echamos cabeza, reveladores de la realidad de nuestra economía y de cómo
algunos sectores se empeñaron en aguarnos la fiesta y hasta le negaron los
pañales al Niño Jesús.
Dice el BCV que en el tercer trimestre de 2014
—octubre, noviembre y diciembre— nuestra economía cayó -2,3% y aún así las
instituciones financieras (los bancos) y las compañías de seguros registraron
una variación positiva (subieron) 13,2%, mientras el sector de las
telecomunicaciones (empresas de celulares, TV por cable, radiocomunicaciones,
etc.) crecieron 4,1%.
Aclara también el informe del BCV que la
actividad económica asociada a los servicios de salud y educación, defensa,
seguridad social, entre otros, tuvieron también un alza de 2,1%, superior al
1,6 del segundo trimestre del 2014.
La caída más pronunciada del Producto Interno
Bruto (PIB) se dio en la manufactura, que bajó -4,4%, y en el sector
comercial, que se echó al piso con un bajón de -9,5%.
La pregunta elemental que uno se hace es ¿cómo
en una situación de guerra económica como la que padece el país los bancos
crecen 13,2%? ¿Hay tantos cobres en Venezuela que, a pesar del coro de quejas
que a diario se eleva por los cielos de la patria, en ocasiones desdeñando de
la patria misma, los bancos ganan y no poca plata (13,2% más que en el
segundo trimestre de 2014)?
Se supone que los bancos son los intermediarios
de la economía, ¿si ésta cayó, cómo es que ellos ganaron? Más extraño aún es
el caso de las telecomunicaciones. En algunos países las consideran
indicadores del desarrollo y crecimiento ¿cómo es que este sector aumentó
ganancias mientras la economía en general se venía abajo?
No hay que ser economista, ni siquiera
sociólogo, para percatarse de que algo extraño le pasa a la economía
venezolana. Es como el asunto de la inflación: la nuestra es la más alta del
continente y, sin embargo, comprar al por menor en un abasto o supermercado
en Maracaibo y vender al mayor en los países vecinos a través del contrabando
es un tremendo negocio.
Quizás lo que le pasa a la economía es más
político que económico, ¿será casual que la mayor baja en el PIB se haya
dado, precisamente, en los sectores de la economía que se agrupan en
Fedecámaras o Consecomercio y que desde 2002 —cuando se sumaron al golpe de
Estado contra el presidente Chávez y apoyaron el sabotaje a Pdvsa— han venido
confrontando al proyecto bolivariano?
¡Esta película ya la vimos! Y ellos pierden.
Utilizar la economía para derrocar un gobierno democrático y torcerle el
brazo a la voluntad de un pueblo para que se excluya de la vida política o se
sumerja en la desesperanza, es la peor política que se puede hacer. No busca
convencer sino someter. No trae convivencia pacífica sino guerra, un todos
contra todos. No propone, impone estrangulándole el bolsillo y la paciencia a
la gente.
En verdad, eso ni siquiera es política, es más
bien la evidencia de que no pueden derrocar a la revolución de Chávez por las
vías del voto popular y tienen que recurrir a medios extremos como quebrar
sus propios negocios o convertirse en El Avaro de Moliere y especular al
gusto o transformarse en el Mercader de Sevilla de Shakespeare y pretender
sacarle a cuchillo a cada compatriota venezolano un cuarto de libra de su
propia carne.
|
¡Nada! Así como la MUD cerró las vías del dialogo y el acuerdo en la Asamblea Nacional para buscar los votos crispándole los nervios al país, los empresarios que persisten en la guerra económica le cierran las vías a la posibilidad real de crecer económicamente sin sacrificar la vida de los venezolanos. Y eso de cerrar vías es guarimba donde lo pongan.
Comentarios
Publicar un comentario