Inquilinas movilizadas por la igualdad de género
Inquilinas acercaron sus aportes para la reforma de la Ley Orgánica Sobre el Derecho de la Mujer a una Vida Libre de Violencia
El miércoles 26 de mayo se realizó el cierre de la recolección de propuestas para la reforma de la Ley Orgánica Sobre el Derecho de la Mujer a una Vida Libre de Violencia en el marco de una reunión de la Subcomisión de Igualdad de Género presidida por la diputada Niloha Delgado. Las compañeras del Movimiento de Inquilinas e Inquilinos se acercaron con sus aportes junto con otras organizaciones, y diputadas y diputados de los diferentes estados que encabezaron la recolección de propuestas en todo el país.
“Discriminación en el
acceso a la tenencia de vivienda y tierra: Toda acción que discrimine a la mujer
obstaculizando el derecho a la vivienda y a la tierra en sus diversas formas de
tenencia como lo son el acceso a la propiedad y a políticas públicas o privadas
para la adquisición o mejoramiento de la vivienda, sucesión o herencia, el
alquiler o arriendo, la vivienda de refugio o de emergencia y los asentamientos
informales, incluida la ocupación de tierras. Se Constituye también como
violencia de este tipo, la utilización de la propiedad o formas de tenencia de
la vivienda con carácter de extorsión para perpetuar otras situaciones de
violencia contra la mujer, la perturbación a la ocupación pacífica del
inmueble, los cortes a los servicios básicos, el hostigamiento y acoso
inmobiliario y la práctica del desalojo forzoso y arbitrario sin las garantías
correspondientes de reasentamiento o reubicación y garantías procesales
efectivas de ley.”
Por las inquilinas tomaron la palabra las compañeras Raquel Bravo de Cruz y Dilsia Arévalo y explicaron que “El Movimiento de Inquilinas e Inquilinos está conformado en más de un 85% por mujeres, que somos madres, sostén de hogar, cuidadoras de la familia, y adultas mayores. Somos mujeres que no tenemos la garantía de una vivienda digna, tal como sucede con las trabajadoras residenciales, campesinas, y mujeres de sectores populares, entre muchas otras.”
Hicieron mención de un caso de una inquilina de Portuguesa asesinada por un propietario y explicaron que muchas veces las instituciones no atienden estos casos correctamente porque no identifican que la falta de tenencia segura de vivienda profundiza la desigualdad de género. Esto sucede no solo en casos de inquilinato sino también por ejemplo cuando mujeres que son maltratadas no abandonan la vivienda que comparte con el agresor por la necesidad de un techo para sus hijos.
Las inquilinas también se refirieron a la
discriminación de género en el acceso a la tierra y la vivienda y llamaron a la
reflexión de que las mujeres cuentan generalmente con trabajos más precarizados
que les impiden sacar créditos, que las herencias son fundamentalmente
transmitidas a los hombres y que muchas veces se dedican a tareas de cuidado
que no son valoradas monetariamente y les impiden pagar un alquiler. A partir
de estas consideraciones es que entendemos que saldar la brecha de género es
también apuntar por políticas que impulsen la seguridad en la tenencia de la
vivienda para las mujeres y, para esto, se hace necesario reconocer la
discriminación en el acceso a la tierra y la vivienda en nuestra ley orgánica.
Sabemos que en Revolución logramos construir
casas para muchas mujeres venezolanas y que ellas son las protagonistas cuando
hablamos de Socialismo Bolivariano. Pensamos que es momento de dar un paso en
el reconocimiento y la institucionalización de esta política. Hay avances en
América Latina que podemos estudiar. Nos referimos, por ejemplo, a la
preferencia en titulación a las mujeres en el programa de vivienda social brasileño
“Minha Casa, Minha Vida” (creado por el presidente Lula). Creemos que el reconocimiento
total de esta desigualdad puede ser un piso que respalde a nuestras mujeres
aumentando su capacidad de una tenencia segura, por ejemplo, dentro de la Gran
Misión Vivienda Venezuela.
La inclusión de este reconocimiento dentro del
cuerpo de la ley orgánica le daría visibilidad a la problemática y serviría
como herramienta de interpretación en favor de las inquilinas y de todas las
mujeres sin vivienda segura. A su vez, permitiría promover estadísticas sobre las
consecuencias de la desigualdad de género en el acceso al hábitat y la vivienda
y pensar con que herramientas podemos combatirla. Para erradicar el machismo de
nuestras ciudades, en el marco de la construcción de ciudades comunales, realmente
despatriarcalizadas, tenemos que dar pasos firmes en esta batalla.
Por su parte, la diputada de Mérida Marsuni
Bonilla, también miembro del Movimiento Viviendo Venezolano, apoyó la propuesta
y expresó que el impacto del desalojo es siempre más fuerte en la población
femenina.
Imagen:
Colectivo de Organizaciones de Hábitat de Argentina
En América Latina solo el 25% de las mujeres
son propietarias. El patriarcado afecta más violentamente a las mujeres más
desposeídas, vamos por una reforma de ley que iguale e incluya a todas.
Gracias por aceptar mi inscripción en este popular e importante movimiento social.
ResponderEliminarPor ningún motivo el inquilino o la inquilina, debe aceptar presión ni chantaje de desalojo del propietario o administrador de inmuebles arrendados o alquilados que se usan como única y solamente de vivienda familiar, ya que no son bienes santuarios, de lujo sino la vivienda como una necesidad, lar u hogar, menos aceptar amenazas, amedrantamientos, cobros en dolares u otro tipo de moneda para forzar desalojo. LA VIVIENDA ES UN BIEN NECESARIO.de fácil demostración, si sirve de lar,alojo humano u hogar.
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