El Movimiento de Pobladoras y Pobladores al Congreso Bicentenario de los Pueblos

 

Poder del pueblo y comunalización para derrotar al bloqueo

Febrero 2021


Este año 2021 Venezuela conmemora 200 años de su independencia del imperio español y lo hacemos librando una batalla por nuestra independencia, los EEUU le declaró la guerra al pueblo venezolano: violencia, golpes, desconocimiento, gobierno interino, magnicidio, intervención, paramilitares, congelación de cuentas, confiscación de activos, dolarización, bloqueo comercial e intento de generar conflictos militares con Colombia, Brasil, Guyana. Sin embargo hemos logrado resistir y hoy podríamos decir que Venezuela es una patria resuelta a ser libre, soberana y con una democracia centrada en la autodeterminación y la voluntad de su pueblo, y sobre todo con una clara vocación de paz y justicia social. Aquí no se rinde nadie!

Pero no nos llamemos a engaño, las consecuencias del ataque han sido desgarradoras, cual puñalada sobre un cuerpo enfermo, el bloqueo acelera los males del capitalismo rentista venezolano generando un colapso total de los sistemas públicos de salud, educación, agua, electricidad, gas y transporte que dependían del ingreso petrolero. También del aparato económico que ha dependido siempre de la renta petrolera, generando desabastecimiento, contrabando, especulación, dolarización, pulverización del salario y creciente desigualdad entre el pueblo y quienes viven de él.

En este contexto el Presidente Nicolás Maduro Moros llama a las fuerzas del chavismo a recomponer el bloque histórico para la construcción del proyecto bolivariano. Lo cual nos parece necesario e indispensable porque estamos viviendo un momento histórico tan duro para nuestro pueblo como lo fue hace dos siglos bajo el comando de titanes como Bolívar y Zamora. Así que cualquier maniobra de recomposición pasa por identificar los desafíos comunes que vive el chavismo, no solo sobrevivir la agresión imperialista, sino derrotarla y construir un futuro para nuestras hijas e hijos, eso es retomar las bases del proyecto histórico bolivariano.


La unidad del pueblo contra sus enemigos (el bloque histórico)

La unidad del chavismo hoy está en riesgo, básicamente porque el bloqueo ha expuesto los males del rentismo venezolano: la dependencia del comercio internacional y su sistema financiero, la transferencia de renta pública a la oligarquía, la dependencia de los sistemas públicos de un alto nivel de renta, la corrupción como forma metabólica presente a todos los niveles del Estado, la política como intermediación del acceso a la renta, el bienestar como aumento de los patrones de consumo y el desarrollo como aumento de la circulación de capital. La forma de evitar el colapso y estabilizar ha sido el desarrollo de políticas para incentivar que el capital privado remplace o compense la caída de la renta petrolera, es decir sustituir la renta petrolera por otras formas de renta. Esto acerca algunos sectores oligárquicos nacionales y también capitales trasnacionales reactivando la circulación de renta y al mismo tiempo aumentando la desigualdad, frente a lo cual tenemos políticas de protección como el CLAP y los bonos del carnet de la patria. 

El resultado en términos del pueblo chavista es claro: agudiza las contradicciones internas porque las condiciones materiales son insostenibles y la percepción general es que frente al colapso se favorece al capital privado sin garantizar las condiciones de vida de la mayoría, cuyo salario se diluye. Estas contradicciones han venido aumentando y minando la unidad del chavismo amenazando con severas fracturas en la medida en que el bloqueo no cese y la estrategia de resistencia no logre frenar la agudización de contradicciones que este genera.

Por eso es un desafío mantener la unidad del chavismo, que históricamente ha sido la mayoría del pueblo pobre. La unidad se mantiene con políticas que movilicen, unifiquen e inviten a la mayoría a luchar para cambiar todo lo que está mal: las luchas del pueblo debe estar al centro de la política, el poder popular es la forma de superar la desigualdad que genera el bloqueo, la política como poder obediencial delegado por una colectividad a la que debemos servir. Los niveles de gobierno que la revolución ha construido: el gobierno al servicio del pueblo, el cogobierno entre pueblo organizado y poder público y el autogobierno como ejercicio directo del poder del pueblo en los territorios comunalizados. Servir al pueblo debe ser la máxima que ordene al partido y a las instituciones públicas como instrumentos del pueblo y no para dirigir al pueblo, el tutelaje burocrático significa hoy poner la carreta al frente de los caballos. El poder del pueblo ha permitido hacer frente a la violencia, al bloqueo, a la pandemia, por tanto la política debe ser el pueblo como sujeto de la política revolucionaria y no solo como sujeto de atención de la misma, el pueblo como clase dominada que construye el socialismo como modelo de alternativa y resistencia frente al imperialismo y el colonialismo, debemos fortalecer la autonomía de clase del pueblo para resistir y construir un modelo de sociedad alternativa al capitalismo.  



El poder popular comunalizando la vida en el territorio (ciudades comunales)

El espiritu de la comuna pasa por retomar nuestras raíces y quitarnos de arriba la cultura de los invasores que aniquilaron a nuestros pueblos y sus modos de vida, por lo tanto la comuna es un proceso de descolonización, para retomar nuestros valores colectivos y cambiar nuestra forma de pensar patriarcal, colonial, capitalista. Por un pensamiento en colectivo para la liberación y en función de lo común. Para nosotros y nosotras la ciudad comunal es: nuevos modos de vida, colectivos y comunitarios; procesos de comunalización (social, política, cultural, territorial, económica); modos de producción alternativos. Creemos que la ciudad comunal es síntesis en el territorio entre la revolución urbana y el socialismo comunal. Es la materialización de la lucha histórica de nuestros barrios. Fortalecer las prácticas de autogestión y autogobierno en función de lo común para el control territorial, para ello necesitamos transferencia de gestión para poder gobernar sobre lo común: el agua, las vías, la electricidad, el gas, etc. Si tenemos el control de la gestión en lo comunal hacemos todo lo necesario para resolver que todo el mundo lo tenga, se trata de construir comunidad a contracorriente del sálvese quien pueda.

El centro de la discusión está en trascender el modo de vida liberal burgués y profundizar el modo de vida comunitario, la comunidad como centro de la construcción de proyecto y del modelo de desarrollo nacional.


El programa de la patria como síntesis de las luchas del pueblo (banderas de lucha)

La revolución urbana, la lucha por la ciudad y el control territorial pasa por disputar la tierra al capital inmobiliario, la tierra no es una mercancía, no somos invasores. La lucha contra el latifundio urbano, la tierra es de quién la ocupa, la cuida y la trabaja; así que lo que no se puede permitir son tierras e inmuebles deshabitados mientras que hay familias con necesidades, es fundamental evitar la dolarización del mercado de viviendas y frenar los desalojos, por el contrario necesitamos una impulsar la autogestión como modo de producción de vivienda para el pueblo organizado. El COVID ha puesto en evidencia la insensatez del modelo civilizatorio del capital que pone en riesgo la vida de las mayorías para favorecer la acumulación de pocos. Esa es la lógica que defiende la propiedad privada ante todo y criminaliza la justa lucha del pueblo trabajador. Nos corresponde pelear por defender y posicionar nuestra racionalidad, porque nos invisibilizan, nos criminalizan cuando nos plantamos en contra de las lógicas individualizantes de la ciudad.

Disputar el poder para garantizar el gobierno comunal, la autogestión y los modos de propiedad colectiva en nuestros territorios, interpelar las lógicas y prácticas de gobierno, desmontar la práctica de los intermediarios, los que se burocratizan y dejan de obedecer a la comunidad y responden a las instituciones. La comuna debe ser la conciencia del poder, el poder para obedecer, el poder colectivo que nos guía a lxs vocerxs. Hay que combatir la tendencia a burocratizar, subordinar el poder popular a la estructura del Estado, pensándolo como el eslabón más pequeño del poder público.



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